La imagen es colorida y conmovedora: centenares de bailarines ataviados con trajes brillantes y máscaras danzan con devoción ante la Virgen de la Candelaria. Cada mes de febrero, la ciudad de Copiapó vibra con la Fiesta de la Candelaria, la celebración religiosa más importante de la región de Atacama. Esta tradición se remonta a 1780 y año tras año convoca a miles de peregrinos y a decenas de bailes religiosos de todo el norte chico de Chile. Incluso sus bailes más ancestrales –los Bailes Chinos, presentes desde los orígenes de la fiesta– fue reconocido por la UNESCO en 2014 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Pero más allá del colorido espectáculo de fé y música, cabe preguntarse: ¿Qué significados se esconden en la vestimenta y en los objetos rituales de estos bailes? Recientemente, una investigación local decidió abordar justamente esta pregunta, estudiando en detalle el diseño y simbolismo de la vestimenta de los bailes religiosos de la Candelaria en Copiapó. El propósito fue desentrañar qué mensajes y valores culturales se transmiten a través de sus atuendos, y por qué este aspecto es clave para entender la riqueza patrimonial de la fiesta.
La investigación se planteó la pregunta central: “¿Cuáles son los atributos de diseño y los significados simbólicos más presentes en la vestimenta de los bailes religiosos de la Candelaria en Copiapó?”. En base a ello, el objetivo general fue analizar estos atributos de diseño y simbolismo para comprender su aporte a la identidad cultural local. En otras palabras, se buscó revelar la “voz” de la vestimenta: cómo cada prenda y adorno puede reflejar la historia, la fe y la cultura de Copiapó. La hipótesis de trabajo anticipaba que los elementos de diseño y sus significados están intrínsecamente entrelazados, contribuyendo conjuntamente a la transmisión de la identidad, la cohesión social y la continuidad del patrimonio.

Metodología
Para responder a estas preguntas, los investigadores llevaron a cabo un estudio participativo con la comunidad de bailarines. Se diseñó una encuesta estructurada en línea, difundida a través de redes sociales y grupos locales, dirigida a los propios protagonistas de la fiesta: danzantes, dirigentes de comparsas y artesanos confeccionistas del vestuario. En total participaron mas 100 personas, abarcando una muestra diversa en cuanto a distintos bailes religiosos y generaciones.
La encuesta contó con tres secciones principales. En primer lugar, se recopilaron datos sociodemográficos básicos (edad, género, tipo de baile, años de participación). Luego, se abordó el tema central: los elementos de la vestimenta. Se preguntó por la presencia de distintas prendas típicas del atuendo (sombrero, máscara, vestimenta principal, capa o manto, faja o cinturón, falda, calzado, cascabeles o sonajeros, cintas o listones, plumas o adornos de cabeza, imágenes o parches en la ropa, etc.). Por cada uno de estos elementos, el encuestado debía indicar qué significado simbólico le atribuye, eligiendo entre categorías predefinidas tales como identidad cultural, religiosidad popular, resistencia simbólica, cohesión social, influencia externa, función ritual o la opción de sin simbolismo. Del mismo modo, en la tercera sección se consultó sobre los instrumentos y accesorios rituales utilizados en los bailes (flautas o pitos, tambores o bombos, campanillas, trompetas o bronces, bastón o cetro del baile, estandarte o pendón, tridente, espada u otros objetos similares) y el simbolismo asociado a cada uno.
Con los datos recopilados, se procedió a un análisis riguroso. Primero se realizaron estadísticos descriptivos (frecuencias, proporciones) para entender cuáles eran las prendas e instrumentos más mencionados y qué significados prevalecían. Luego, el paso clave fue aplicar un análisis de correspondencias, una técnica estadística que permite visualizar relaciones entre dos conjuntos de categorías (en este caso, entre los elementos de la vestimenta y las categorías de significado). Este método genera un “mapa” bidimensional: en un gráfico con dos ejes, se representan por un lado las distintas prendas o instrumentos, y por otro las posibles características simbólicas. La proximidad espacial entre un elemento y un significado en el mapa indica qué tan estrechamente asociados están; mientras más cerca aparecen dos puntos, más fuerte es la relación entre ese objeto y ese simbolismo específico. En términos sencillos, el mapa de correspondencias condensa información compleja de la encuesta en una imagen fácil de interpretar, mostrando de forma clara qué atributos de la vestimenta se vinculan con ciertos significados religiosos o culturales. Gracias a esta herramienta visual, los investigadores pudieron “ver” patrones de significado en el vestuario que de otro modo permanecerían ocultos entre tablas de datos.

Resultados: Vestimenta y simbolismo

Figura 1: Mapa de correspondencias que relaciona los elementos de vestimenta (puntos azules) con sus características simbólicas asociadas (equis rojas). En este análisis se utilizaron las frecuencias absolutas de menciones.
El análisis de correspondencias para los elementos de vestimenta revela una fuerte concentración simbólica en torno a categorías como resistencia simbólica, función ritual, identidad cultural y religiosidad popular. Elementos como la máscara, la pollera, la faja o las plumas de cabeza se agrupan cerca de estos significados, lo que indica que son vistos como portadores de un valor profundo relacionado con la tradición, la fe y la memoria cultural. La vestimenta principal y la capa o manto también se vinculan claramente con la religiosidad popular, resaltando su función devocional dentro del ritual. Llama la atención el caso de Imágenes/Parches/Sticker en vestimenta, que se sitúan entre cohesión social e influencia externa, lo que sugiere una doble lectura: por un lado, actúan como elementos identitarios dentro de los grupos de baile, y por otro, reflejan adaptaciones contemporáneas o incorporaciones modernas.
En contraste, el calzado aparece aislado en el extremo superior del gráfico, próximo a la categoría sin simbolismo, lo que refuerza su percepción como un elemento más funcional que simbólico. A su vez, influencia externa y sin simbolismo se ubican claramente alejadas del resto de las categorías, casi como polos opuestos frente al núcleo de significados tradicionales. Esta disposición refuerza la hipótesis de que el vestuario de los bailes religiosos no es decorativo ni superficial, sino que representa un entramado de símbolos profundamente arraigados en la religiosidad popular, la identidad colectiva y la resistencia cultural.
Resultados: Instrumentos rituales y simbolismo

Figura 2: Mapa de correspondencias para los instrumentos y accesorios rituales (puntos azules) y sus significados simbólicos (equis rojas). En este análisis se utilizaron proporciones por elemento para equilibrar la distinta cantidad de respuestas por instrumento.
El segundo mapa de correspondencias (Figura 2) corresponde a los instrumentos y accesorios rituales empleados en los bailes, y presenta igualmente relaciones reveladoras. De nuevo, los puntos azules muestran cada objeto ritual, mientras que los símbolos rojos representan las categorías de significado posibles. Aquí salta a la vista que la trompeta (y en general los instrumentos de bronce introducidos en las bandas musicales modernas de algunos bailes) aparece situada muy próxima a la categoría influencia externa. Esto refleja que los participantes perciben este instrumento como una incorporación más moderna o venida de fuera en la tradición, en contraste con otros objetos más autóctonos.
En el extremo opuesto, instrumentos tradicionales como la flauta o pito –propios de los antiguos Bailes Chinos– se mantienen hacia el lado asociado a identidad cultural, subrayando su profundo arraigo en la cultura local y su papel en la historia devocional de Atacama. Asimismo, el estandarte o pendón de cada baile (esa gran bandera que encabeza las procesiones) aparece destacado hacia la derecha del gráfico, cerca de la categoría cohesión social. Esto tiene mucho sentido: el estandarte simboliza la unidad del grupo, la representación colectiva de la cofradía de bailarines, por lo que está directamente ligado al orgullo compartido y la cohesión de la comunidad. Nuevamente, la gran mayoría de los instrumentos muestran asociaciones significativas con al menos un valor simbólico (sea ritual, religioso, identitario, etc.), evidenciando que casi ningún objeto utilizado en la fiesta carece de significado a los ojos de la comunidad. Incluso aquellos accesorios que podrían parecer “solo decorativos” en apariencia –como un bastón, una campanilla o un tridente– encuentran su lugar en la cosmovisión festiva, ya sea marcando el ritmo sagrado, representando una autoridad dentro del baile o encarnando personajes del mito religioso. Queda claro entonces que cada elemento ritual tiene su razón de ser simbólica en el entramado de la Candelaria.

Discusión: identidad y patrimonio vivo en Atacama
Estos resultados ponen de manifiesto cómo el vestuario y la utilería ritual de la Fiesta de la Candelaria funcionan como vehículos de significado, entrelazando la fe y la cultura en cada prenda o instrumento. No son disfraces vistosos: cada cinta y cada campanilla está cargada de historia, de devoción y de valores compartidos. Por ejemplo, un simple listón de color puede representar la conexión con la identidad cultural atacameña, mientras que una máscara de diablo puede contar la historia de antiguas creencias paganas fusionadas con la iconografía religiosa, expresando una forma de resistencia simbólica frente al paso del tiempo. Estos símbolos son comprendidos y atesorados por la comunidad, reforzando el sentido de pertenencia y cohesionando a los fieles en torno a sus creencias y tradiciones.
Un aspecto importante es que la Fiesta de la Candelaria representa un patrimonio cultural vivo. ¿Qué significa esto? Que la tradición se mantiene dinámica: conserva muchos elementos tradicionales que refuerzan la memoria colectiva (por ejemplo, el uso continuo de las flautas y tambores ancestrales, o la veneración de la imagen de la Virgen a través del vestuario), pero al mismo tiempo incorpora influencias externas con el pasar de las generaciones. Así, nuevos ritmos, instrumentos (como las trompetas en algunas comparsas modernas) e incluso estilos de vestimenta de otras regiones se han integrado a la fiesta sin que por ello se pierda su esencia. La cultura local de Copiapó no es estática, sino que se enriquece constantemente, adaptándose y resignificándose. El resultado es una celebración híbrida y diversa, pero profundamente auténtica, donde se articulan en armonía la fe religiosa, el sentido de comunidad y la identidad cultural de Atacama. Los trajes, las danzas y la música de la Candelaria funcionan, en suma, como un lenguaje simbólico compartido que comunica quiénes son los atacameños, de dónde vienen sus tradiciones y cómo enfrentan el futuro manteniendo vivo su legado.

Conclusión
Conocer el diseño y simbolismo que esconden los bailes religiosos de la Candelaria nos permite apreciar en toda su profundidad la riqueza cultural de Atacama. Esta investigación nos recuerda que tras los trajes coloridos y la música vibrante existe un lenguaje simbólico lleno de devoción, identidad e historia. Difundir estos hallazgos es fundamental para valorar y salvaguardar este patrimonio inmaterial, pues solo apreciando su significado podremos garantizar su continuidad en el tiempo. En definitiva, la Fiesta de la Candelaria no solo es una expresión de la fe , sino también un espejo de la identidad atacameña. Cada elemento del vestuario y cada instrumento ritual cuentan parte de la historia de un pueblo. Reconocer y compartir ese conocimiento es honrar a las generaciones que han mantenido viva la tradición, e inspirar a las futuras a seguir danzando con el mismo orgullo y devoción.
